viernes, 24 de septiembre de 2010

Como marionetas


Es extraño, lo sé!! pero me divierte ver a la gente que poco a poco es vencida por la somnolencia mientras viaja de su casa al trabajo; de una ciudad a otra; de un país a otro. Pierden el sentido a tal punto que sus cuellos y cabezas empiezan un baile interminable.. de atrás hacia adelante, una y otra vez.

El cuello lo reciente, pide auxilio, pero el cansancio siempre gana la batalla.

Se abre un ojo lentamente seguido del otro y tras un latigazo espontáneo los cuerpos se enderezan, se ponen erguidos, pasa un segundo o dos y empiezan de nuevo. Ahora es turno del ladeo, la gravedad se pone terca y hace que la cabeza busque el hombro de ese vecino desconocido, qué importa si es hombre o mujer, que importa si es rico o pobre... simplemente será un apoyo de viaje!! y justo cuando cinco centímetros separan a la cabeza del hombro... viene el impulso del vértigo.

Yo nunca he podido conciliar el sueño de esa manera, necesito un apoyo seguro, que no me intimide... un respaldo, una almohada, un hombro que reconozca... pero lo que más me gustaría es saber que quien sirve de soporte es esa persona con la que compartiré mis días y quien sostendrá todo mi ser y a todo momento

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